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10KM PARACUELLOS DEL JARAMA – CRÓNICA DE UNA CARRERA INESPERADA

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Desde que comienzas a correr sueñas con ser la primera en cruzar una línea de meta, en la cinta de llegada esperando a que la atravieses y en lo orgullosa y emocionada que te sentirás, gentes del Averno hoy os cuento mi experiencia cumpliendo algo que no sabía ni que podía ocurrir…¡¡¡llegar primera!!! El lugar donde los sueños se hacen realidad para mí ha sido Paracuellos del Jarama, con un 10 k del que os voy a contar desde mis impresiones hasta su recorrido. Arrancamos…

Domingo 28 de noviembre de 2021. 8:00 horas. Suena el despertador y te cuesta abrir los ojos, en tu mente se vislumbra un destello de cordura y piensas: “última vez que me apunto a una carrera tan temprano…solo voy a correr a partir de las 12:00 de la mañana, ¿será sano levantarse a estas horas un domingo? ¿y encima para ir a correr?”, pero es eso…un destello fugaz, te activas y te emocionas al pensar en volver a ponerte un dorsal, comienza el ritual: desayuno energético y conocido (no es hora de experimentar), preparación de nuestras mejores galas (pantalón, camiseta, manguitos, guantes, calcetines, playeros…en lugar de ir a correr parece que vamos a un desfile de moda) y listos para salir.

8:30 horas. Rumbo: Paracuellos del Jarama. ¿Cómo acaba uno inscrito en carreras en lugares que no conoces? La respuesta es muy sencilla: las ganas de correr y, en mi caso, un hermano que te motiva a hacerlo. Cuando te llega un simple wasap con una foto del cartel de cualquier carrera es la señal convenida entre los runners, primero apuntarse y luego ya tendremos tiempo para meditar la decisión, así acabamos inscritos en este 10 k, lo de mirar el recorrido es algo que no va con nosotros, ¡aquí se viene a disfrutar!

9:00 horas. Llegamos al destino, queda una hora para la salida, un buen runner siempre llega con tiempo, hay que ver a los amigos, ponerse el dorsal, “tunearse” en modo corredor total, calentar, disfrutar del ambiente…una carrera no es solo una carrera, es su antes, su durante y su después. Quedamos allí con Abel, Ana y Aranzazú, ojito, otros runners a los que yo no conocía, que son amigos de mi hermano, y fue verse y era como un reencuentro de viejos conocidos, siempre hay tema de conversación: carreras, accesorios, el tiempo, las ganas, próximos retos, etc. 

Todos guapos y con nuestras mejores galas de corredores salimos de casa, camino a la salida, la mañana era fría y el cuerpo pedía un trote suave de calentamiento, pero estábamos perezosos y llegamos a la salida andando a buen paso, amén de que Paracuellos es un constante sube-baja, cuesta arriba, cuesta abajo, ilusa de mí iba con la idea de correr un 10 k plano o con falsos llanos (cosa que no entiendo, si es llano, es llano, ¿qué es eso de cuidado que ahora viene un falso llano?). Llegamos a la zona de salida, ambiente de corredores y el speaker lanzando consignas y motivando al personal, que ya de por sí nos venimos arriba cuando nos vemos rodeados de zapatillas y dorsales. La carrera estaba apadrinada por Fernando Carro (atleta olímpico, subcampeón de Europa en el 3000 m obstáculos  y campeón de España en esa misma modalidad), un lujazo de padrino.

10:00 horas. Preparados, listos…pistoletazo de salida. Los primeros metros de una carrera son siempre un tanto confusos, 300 personas corriendo juntas como si nos fuera la vida en ello, nuestro objetivo era ir cómodos a 4:15, que es el ritmo que quisiera hacer en la media maratón que estoy preparando, buscamos nuestro sitio y ahora se trataba de mantener y ser constante.

Aquí habíamos venido a probar en modo test como respondían las piernas en un día de presión de carrera, pero amigos del Averno, la vida muchas veces te sorprende y este domingo era el domingo de la gloria, nos plantamos en el primer kilómetro de forma casi sorprendente, tengo dos liebres de lujo, Jorge y Abel, Abel y Jorge, sin los cuales estos 10 k no hubieran tenido la dulce música que me toco escuchar. ¿Y qué es una liebre? Es la persona que te acompaña durante el recorrido, te marca el ritmo, te protege del viento, te va diciendo como va la carrera, te hace de aguador, animador y te da el aliento y el empuje necesario para seguir. Allí estaba yo, con dos liebres de lujo, protegida del viento, con una cadencia precisa, recibiendo cada pocos metros sus palabras de ánimo, escuchando sus consejos y acompasándome a ellos: cabeza alta, respira nariz-boca, braceo constante, déjate llevar cuesta abajo, reserva en las cuestas,…y de repente, allí a nuestro lado aparece un chico en bicicleta, todos nos miramos un tanto extrañados y nos dice: “eres la primera mujer” y mi mente inmediatamente: “madre, madre…¡qué hago yo aquí!”, llega la voz de la cordura, el coach dice las palabras mágicas: “tranquilidad, nosotros a ritmo, el puesto nos da igual, hemos venido a lo que hemos venido”.

Poco a poco van cayendo los kilómetros, sin darme cuenta estamos en el 3 y no había mirado ni una vez el reloj, yo que soy la fan número uno de ir mirando cada diez segundos lo que llevo y calculando lo que me queda, motivo de ir tan bien y sin presión: la compañía, llevar a dos personas que tienen el peso de la carrera sobre sus hombros y que te marcan el camino ayuda mucho y hace que todo sea más fácil… La verdad es que formamos un trío inconfundible, las New Balance Fuelcell RC Elite V2 que los tres llevábamos calzadas, nos convirtieron en cohetes humanos, estas joyas con una mayor amortiguación y más almacenamiento de energía que su versión anterior, nos proporcionaron más del 4% de retorno de energía adicional y eso se notaba según iban pasando los kilómetros.

El recorrido de la carrera estaba lleno de continuos “toboganes”, lo que más nos alegraba era saber que todo lo que subíamos lo volveríamos a bajar, aunque penamos en las subidas, sobretodo en la última, en el kilómetro 8 aparece ante nuestros ojos un muro de asfalto, yo miraba a los lados buscando la cuerda para subir, un poco exagerada soy, ja ja ja…consejos: “cabeza, dosifica, baja ritmo, respira, zancada a zancada”, poco a poco vamos subiendo y llegar arriba supone un respiro tanto para la cabeza como para las piernas, las zapatillas se iban comportando de manera espectacular, no debemos olvidar que el compuesto de la entresuela es el de mayor rebote de la marca (ACL) acompañada de una placa de fibra de carbono para maximizar el retorno de energía , añadiendo una mayor altura de la mediasuela obteniendo mayor desplazamiento, lo que según las pruebas aumenta la amortiguación y eso se notaba con el paso de los kilómetros.

10:43. La aventura tocaba a su fin, último kilómetro y tocaba apretar dientes sin perder ritmo, Abel me anima a continuar y exprimir en la entrada al estadio para acabar la carrera (por problemas estomacales mi hermano se había parado al final de la cuesta del kilómetro 8, soy mala hermana y no espero por nadie), me sorprendo al ver la cinta de entrada en meta y no sé muy bien que hacer, nunca pensé en verme en esta situación, la verdad es que no puedo describir lo que sucedió pues todo se vuelve confuso: la alegría, la satisfacción, recordar los kilómetros que dejas atrás, agradecer infinitamente a mi hermano y a Abel, así como al chico de la bici que nos acompañaba y a otros corredores que compartieron el camino, los ánimos, la felicidad, etc. Son muchas emociones las que se agolpan al acabar una carrera, todos lo sabemos, sufrimos como nunca y lo único en lo que pensamos es en la siguiente.

Recogemos la bolsa del corredor y nos hidratamos, había quedado una mañana radiante para correr, vamos viendo la llegada de nuestros compañeros, todos celebrando el cruzar la meta. El ambiente de una carrera es indescriptible, si no lo has vivido te animo a hacerlo, es una sensación comparable a pocas otras. Aprovechando que Fernando Carro estaba por allí no me corto un pelo en ir a pedirle una foto, un chico súper agradable y con una sonrisa perpetua.

Gracias a Averno por compartir esta crónica, por ser parte de este mundo de carreras, por motivarnos a luchar por sueños, por traernos materiales especializados para mujeres y por hacer que a cada paso del camino nos encontremos con la alegría de un compañero runner que comparte esta pasión y esta locura. Nos vemos en el lado femenino del infierno…

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