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Crónica de la 5 Edición de las Murallas de Pamplona

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Empezamos la semana con la crónica de la carrera de Las Murallas de Pamplona, de la mano de Paula Bueno.

«Demasiadas opiniones positivas había oído sobre la carrera pamplonica de Las Murallas como para haberme perdido esta quinta edición.

Las tres distancias de carrera  disponibles: El fortín de 5km, La Ciudadela de 10km  y  Las Murallas de 15 kilómetros)  hicieron posible que un grupo de casi sesenta personas del equipo RUN&FUN, liderado por Jorge Marín, nos pudiésemos trasladar hasta Pamplona para disfrutar de esta aventura.

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Equipo Run&Fun

Elegí los 15 kilómetros pensando que el ser nocturna y  correr  por un lugar histórico la harían  pintoresca y distinta. Y así fue.

Un paseo desde Zaragoza hasta Pamplona por la autopista en coche, en menos de dos horas nos presentamos en el Corte Inglés de la capital navarra para recoger el dorsal. Una chulada de camiseta y una bolsa del corredor (que nos la dieron al finalizar la prueba) muuuy completa. Después de recoger el dorsal, platito de pasta, y a reposar al hotel, al ser la salida a las 18:45h nos dejó hacer la digestión sin problemas.

Captura de pantalla 2017-11-05 a las 23.08.00  No hizo falta recurrir a la consigna ya que el hotel Los Tres Reyes en el que estábamos alojados está a escasos 300m de la salida de la carrera, así que ideal localización para ir ya calentando motores hasta allí.

Todo el día chispeando, la tarde tranquila, pero ya sabéis que la famosa ley de Murphy no falla. Acabamos el calentamiento grupal, y empezó el diluvio universal. Al no tener marca de referencia de años anteriores, y por despiste, no haber elegido cajón cuando hice la inscripción, me hizo salir en el cajón número 5. Así que el estar situada bastante detrás del arco de meta, y que las salidas tenían lugar cada 3 minutos, me hizo empezar la carrera algo mojadita.

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Foto: Organización

Pistoletazo de salida, un par de kilómetros por la ciudad de bajada hasta la ribera, muchos charcos, y llega la primera subidita para entrar a la ciudadela, ¡¡qué divertido cruzar esos pasadizos de piedra!!  Mil ojos se necesitaban, ya que los adoquines mojados hacían que el suelo fuese una pista de patinaje, menos mal que la organización fue previsora y la mayoría de los pasadizos tenían un suelo de moqueta anti-deslizante. Además de que muchos de ellos se ubicaban en puntos complicados para avisarte de bordillos, zonas especialmente resbaladizas y zonas donde el césped se había convertido en barro puro.   Las_Murallas_Pamplona_2017_11635

Especial cuidado al correr por el foso de la ciudadela ya que era donde, debido al pisoteo de los casi 800 corredores y más en la segunda vuelta, el barro puso a prueba mi equilibrio y propiocepción, por suerte no probé la dureza del suelo y salí ilesa. Ayudaban también la cantidad de antorchas y focos colocados cada pocos metros a lo largo de todas las murallas (motivo por el cual no es necesario frontal en ningún momento)

Una vez salías de la ciudadela, encontrabas en el kilómetro 6 el primer avituallamiento con agua; después de éste, atravesabas el parque conocido como Vuelta del Castillo, que al ser el piso de arena los charcos se hacían piscinas. Pero a estas alturas ya daba todo igual porque hasta las pestañas escurrían agua.

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Segunda vuelta, y el ánimo de la gente que se echó a la calle pese a la desapacible tarde, me llevó hasta la meta sin a penas darme cuenta.

Las altra embarradas, dorsal casi arrancado, calada hasta los huesos y una enorme sonrisa por haber completado la carrera nocturna por ciudad más divertida que había hecho nunca.

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Foto: Juan Gurrea

Al acabar, ducha de agua bien calentita y a canjear el ticket de cerveza que venía con la inscripción, y a comer unos pintxos por la calle San Nicolás, una de las más típicas de la ciudad.

El domingo por la mañana, paseíto para soltar piernas a la vez que  turismo por la Plaza del Castillo y las calles sanfermineras más famosas, comida en el café con sal y vuelta para Zaragoza.

¡Y el 3 de Noviembre del año que viene, más y mejor, porque seguro repetiré!

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