El pasado domingo vivimos una nueva edición del Maraton de Zegama, y un año mas volvio a ser una edición épica y muy especial para nosotras en particular.
Os dejamos la crónica de Ana Azpilicueta, que estoy segura, no os dejará indiferente a nadie 😉
«Explicar lo que es Zegama es muy complicado, muchos habréis visto ya los videos, son épicos. Cualquiera quiere estar subiendo bajo esa manta de gente y lluvia cubierto de barro. Es el sueño de más de 7.000 personas que se apuntan al sorteo cada año. Sólo 500 corredores salen del cajón de salida, entre ellos la élite mundial de este deporte, pero también muchos corredores anónimos.
Si miras estos días las redes se ven las noticias de Kilian, 3:50….. 3:50!!!! de verdad, increíble. De la victoria de Yngvild Kaspersen. Pero si rebuscas un poco te encuentras con muchos blogs que cuentan todo lo que han pasado hasta llegar ahí. Sobre todo hablan de la alegría cuando te toca el dorsal, de la ilusión y del miedo que te entra al saber que vas a estar enfrentándote al Aizkorri.
La carrera en sí tiene un perfil como muchas otras, 42km, 2500 positivos, 8 horas de límite. Lo que la hace dura es el terreno. Barro… mucho barro, tienes que hacer doble esfuerzo por apoyar la pierna y no irte para atrás dos metros, de bajadas que es imposible correr porque bajas de culo sin opción a frenar. De tramos técnicos de roca que tienes que ir pensando cada paso para no dejarte un tobillo y sobre todo, lo que más me ha costado…. el tiempo.
Los cortes de tiempo en Zegama son muy muy exigentes. Hablo para el corredor medio. Yo tengo mucha resistencia pero no me caracterizo por ser veloz. El corte duro es Santci Spíritu. 20 kilómetros, 1400 positivos, 3:15, con frío, lluvia y barro. Ahí es nada. Imagínate, has conseguido dorsal, llevas meses preparándote, vas con toda tu ilusión, llegas en 3:15:45… y no pasas. No sólo no pasas, además te quitan el dorsal…. En ese punto, la frustración y la rabia es tremenda. Y conozco a muchos que han estado ahí, incluida yo otros año. Ponen ese corte por seguridad, porque lo que viene por delante es muy muy duro, pero no quita que tu sueño de acabar Zegama termina ahí. Rabia absoluta.
Yo soy una afortunada, y he podido volver. Zegama se convirtió en mi Everest. Para pasar el corte tranquila tenía que mejorar mis tiempos casi 15 minutos… y aquí va mi relato de una carrera que se convirtió en una contrarreloj
Para prepararme bien cogí de referencia al penúltimo corredor del año pasado, David Menéndez. Para llegar a tiempo a Santi Spíritu tenía que pasar por Atabarreta en 1:57 y por Aratz en 2:44. Lo clavé, iba como un miura enfrascada clavando bastones, sin hablar con nadie, concentrada, alguno me preguntaba: «¿Llegamos bien al corte?” y yo les decía: “Llegamos, pero hay que apretar el culo” Una vez que coroné Aratz del frío me empezaron a doler las piernas….. pues no era frío, empecé a bajar como una bestia y resulta que eran calambres. Aguanté el dolor, ni lo pensaba, quería pasar el corte. Miraba de refilón el reloj, pero con la lluvia no veía bien. Pasé el corte, paré en el avituallamiento con una sonrisa que no me entraba en la cara. Pastilla de sal, agua, plátano e, inocente de mí, pensé: «Bueno, ya he pasado el corte duro, ya puedo disfrutar»…….. Y UNA LECHEEEEEEEEEE
Detrás mío aun entraron varios chicos, pasé en 3:12.
Empecé a subir, sabía que me quedaban 1000 positivos, y aunque ya no tenía calambre ni dolor, iba a mi máximo. Pues empiezo a subir concentrada hacia el Aizkorri y oigo: “Mira que gracioso, dorsal 000”….. ¡¡Dorsal 000 es la escoba!! Me giro y ahí, todo majos, los dos escoba. Me entró el agobio de ser última, me insistían en que no era última, que muchos se habían retirado, que yo seguía en carrera que era lo importante. En Aizkorri el frío y la lluvia eran horribles, me había puesto los manguitos y los guantes. Dudaron en dejarme seguir, estaba dentro del tiempo pero por pocos minutos. Muchos se habían retirado en Urbía (Unos kilómetros más adelante) por hipotermia. Les pedí por favor que me dejaran seguir, que estaba bien. No me entraba en la cabeza que mi carrera acabara ahí. Me pusieron el cortavientos, comí unas barritas que había, más agua y tiré con los escobas y uno de salvamento que se unió.
Empezamos el cresterío y ahí me di cuenta que estaba muy al límite de tiempo. De fuerzas y animo sobrada, pero los tiempos que impone la carrera son exigentes. Me tapé el reloj y me dejé guíar por ellos. Me fueron cantando los tiempos que me quedaban. “Al Aitxuri tenemos que estar en 20 minutos, si paras no llegamos” y así me fueron diciendo tramo a tramo, control a control lo que venía por delante. Si era tramo técnico, si era de correr, si había repechos…. Sufrí y disfruté a partes iguales. Y les debo a ellos la carrera que hice, por muy bien que fuera y que el cuerpo me respondió perfecto, sin la buena gestión del tiempo que me hicieron me habría costado mucho más. 8 horas luchando contra el reloj fueron duras, pero es que no dejé de sonreír. Me movía cruzar esa meta. La historia era no parar, no parar ni a comer, llegaba a los avituallamientos, cogía lo que necesitaba, me lo comía y bebía mientras andaba a toda a leche. Sin parar, sin desconcentrarme. Llegando con fuerzas para poder correr los últimos kilómetros y recuperar tiempo.
Pero esto no era por ser la última, es que van todos así. No hay tregua, y lo que les pasa a mucho también es que te dejas tanto la piel al principio que los últimos kilómetros se convierten en un infierno de calamares, de dolor… Pero ahí ya tiras, 10 kilómetros no es nada, por acabar la carrera tiras con todo. Como si tienes que cruzar meta haciendo la croqueta.
Y que meta…. no tengo palabras, me dijeron, ahora vas a ver lo que es Zegama. Sabía que al último lo recibían bien… pero aquello me superó. La felicidad que sentí, el sueño de acabar. Tanto entrenamiento que tiene una recompensa. Mis amigos, mi madre, el director de la carrera, cava, Depa y Mikel con los micros… como si fuera primera. Que felicidad. Insuperable.
Zegama es Zegama por su organización, por la gente que trabaja cada año para que esto salga adelante.
Si te toca dorsal el año que viene, mis consejos: Estudiar bien el perfil, controlar los tiempos y sobre todo disfrutar… y si eres el último…. ¡Vas a alucinar!«
Enhorabuena Ana y muchas gracias por ese fin de fiesta en Zegama donde todos los que estuvimos allí, no olvidaremos facilmente.
Felicidades Ana, algùn dìa si logro salir sorteada correrè en Zegama, y seguramente conocerè muy de cerca a las escobas ya que tambien tengo mucha resistencia pero me falta velocidad, me pasò algo similar en los 100 km del Patagonia Run aquì en Argentina, veìa como hacìan abandonar a gente que estaba conmigo y la angustia que sentìa en ese momento es apabullante, pero como me vieron bien pude seguir y conseguir la meta es alucinante!! Gracias por tu relato, cada vez que lo leo, que no es la primera, no puedo dejar de emocionarme!!
Felicidades Ana!!
Tus palabras reflejan los momentos que vivimos los que vamos más justos para locuras como estas,pero nuestras ganas y nuestro esfuerzo son tan grandes que en tú persona han tenido recompensa.
Enhorabuena de corazón!
Felicitaciones Ana!!! Me encantó tu relato lleno de vivencias y sensaciones; y ESPECTACULAR la carrera que hiciste dando todo por tu sueño de Zegama!!! Felicitaciones desde Argentina!!!
No soy corredor, pero me han encantado y emocionado tus palabras.
Zegama es la mejor carrera del mundo, por su gente, ya sean corredores, aficion u organización.
¡ZORIONAK!
Enhorabuena Ana, por tu coraje y por el artículo, tan épico como tú carrera. Hace poco yo también fui el último en una carrera de montaña (30 kms y 1600+), era la primera vez y es verdad que la sensación es rara. Pero, si te encuentras bien y estás disfrutando el puesto te deja de importar y lo que deseas es seguir, disfrutar y llegar a meta. En mi caso no tenía ya por delante más cortes, que sin duda puede ser lo más estresante pero también pequeños retos/objetivos que te van motivando. Lo dicho, felicidades y a seguir disfrutando (aunque seas la última)
Ana, excelente relato, pero, mejor aún, coronar una meta, lograr una hazaña. Eres una ganadora, con letras mayúsculas. Felicitaciones, un abrazo
gran relato… soy korrikalari pero no llegaré a la Zegama por límites que tengo en mi salud. Me ha encantado leerte, pero qué agobio con la escoba detrás! Vamos, a por más!!!
Zorionak Ana , zuk eta zu bezelakok eviten gaituzue haundiak. Bihotz ,bihotzez mila esker
Zorionak Ana,
He leído muchos blog, crónicas por que me gustar saber cada día mas , pero
de verdad que tu crónica me ha llegado muy adentro , solo felicitarte y gracias por compartir esta crónica de sentimientos y sensaciones de emociones , que es lo que nos mueve en la vida .
FELICIDADES .
Eva .
Zorionak Ana!!!! No es fácil autogestionarte con la sombra de los escobas y tu lo has bordado… Esta claro que cada uno gana a su manera, y tu te has merendado la carrera!!!
Besarkada haundi bat!!
Para Ana fué épico , para mi, su madre, un auténtico baño de felicidad. La meta alcanzada, el sueño realizado, cuando una hija consigue esto no puedes sentirte mejor. Yo digo que Zegama ha sido mi tercer nieto, los otros dos Javier y Mikel tendrán que oir muchas veces la historia de esta carrera de boca de su tía Ana. ??
Precioso artículo sobre lo que significa la Zegama Aizkorri.