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MARATÓN DE CANFRANC CANFRANC 2019

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El 13 de Septiembre de 2019, daba comienzo una de las pruebas más duras de España, la Canfranc Canfranc, con sus 5 carreras: la ultra de 100k+8848d, la “pequeña ultra” de 75k+6500d, la Maratón de 45k+4000d, La Moleta con sus 16k+1600d, y la Andada de 13k+900d, novedad de este año.

Así que ahí estábamos los #Velveteros como siempre, preparados para dar todo de nosotros, cada uno en la distancia que habíamos elegido: Paco y Azu en la andada, nuestra compi de AvernoTrail @Layla en la Moleta, y Mikkel y yo repetíamos en la Maratón como el año pasado, todos como siempre súper bien arropados por el míster @Vladytrail, compañero de @Carrerasdemontana. Por mi parte (y aunque el año pasado dijera que nunca más) volvía a correr la Maratón, dispuesta a lograr superarme a mí misma, y dispuesta a mejorar el tiempo que logré hacer el año pasado, 9h23´.

Llegamos el viernes por la tarde al apartamento para dejar las cosas e ir a recoger los dorsales. Ya se respiraba el ambiente de carrera, con todas las marcas puestas por el pueblo, el arco de meta, los corredores… mi dorsal, el 669. El número me gustaba mucho, y además tenía muchas ganas de volver a correr esta prueba, así que de momento, la cosa marchaba bien.

Después de ver caras conocidas, amigos, compañeros… nos fuimos a la charla técnica de @Alpinultras, donde nos contaron todos los detalles de éste año que se estaba disputando, y todas las novedades del 2020… esas Alpinchiquis creo que a más de uno le van a llamar mucho la atención, incluida a una servidora…

Después de la charla, nos fuimos al apartamento a cenar. Yo suelo tener algunas veces problemas de estómago, así que Vlady esta vez, decidió que los dos días antes de carrera, cenara y desayunara, lo mismo que iba a cenar y desayunar este día. Y he de decir que no tuve ningún problema en carrera. Cenamos unos buenos espaguetis para cargarnos de hidratos, y a preparar todo para el día siguiente. Cuando me fui a dormir, mi reloj me marcó  6.30 horas de sueño.

Os detallo aquí el material que decidí llevar:

Mochila Salomon Adv Skin de 8L (versión especial femenina)

2 softflask de ½ litro cada uno

Carcaj Salomon Custom Quiver

Teléfono móvil con batería cargada

Comida: 5 geles, 3 barritas, y 9 cápsulas de sales 226ers

Vaso reutilizable Hydrapak de 15 cl para los avituallamientos

Mallas y camiseta Joma del equipo del @Gympilatesvelvet

Zapatillas Salomon SpeedCross 5

Calcetines Lurbel

Gorra Errequeerre de mi compi Paul.

Manguitos Kalenji.

Reloj gps Garmin Fénix 5S

Bastones Leki

Manta térmica o de supervivencia

Chaqueta impermeable de OS2O modelo O2 Waterproof Trail Jacket  20/20k (en la mochila)

Compresores de gemelos Kalenji (en la mochila)

Mallas Hoko por debajo de la rodilla (en la mochila)

Segunda capa térmica Hoko (en la mochila)

Tubular Buff y guantes Adidas (en la mochila)

Por la mañana nos levantamos todos a desayunar. Mis compis se levantaron también para ir a la salida a despedirnos, ¡esto es un EQUIPO! Después de una buena ducha y un buen desayuno, con café, zumo, tostadas, galletas, y huevos revueltos, nos fuimos hacia la salida. Desde los apartamentos ya se escuchaba a Jaime Espiquer, que estaría animando todo el fin de semana. Fui calentando de camino a la línea de salida, donde nos hicimos la foto de equipo. 

De momento hacía bueno, había llovido un poco por la noche, pero ahora estaba despejado y con una temperatura perfecta.

Última llamada para que los corredores pasáramos por el control, así que me despedí de todos deseándoles también mucha suerte. Y, con el sonido de la mítica canción, ya tradición de esta Canfranc Canfran, “En blanco y negro” de Barricada, y con los pelos de punta y las mariposas de mi estómago revoloteando aún más fuerte, salimos con fuerza hacia esas montañas impresionantes que nos rodeaban.

Nada más salir, y como podéis observar en el perfil, después de ir un poco cuesta abajo en el pueblo, enseguida giramos a la izquierda para meternos en una pista cuesta arriba. Tras unos 600 metros de subida, cogemos el llamado “Camino del Carretón”, una senda de zigzags por el bosque que nos conduce, junto a la tubería y en fuerte ascenso, hasta la pista del Ibón de Ip (3.8km y 900m d+) a la que llegaremos después de pasar por una serie de clavijas que nos ayudan a subir.

Una vez atravesamos la pista, y siguiendo el camino, dejamos el bosque y comienza un camino de piedras más o menos en línea recta en la que no hay sendero claro hasta la cima. Desde ahí podía ver a los corredores, como hormiguitas de colores llegando a la cima. Este tramo se hace más complicado, pero sin parar y ayudándome de los bastones, conseguí estar en La Moleta (2572m) en 1.40h. 

Foto: Sergio Mayayo

Al llegar ahí y pasar el primer punto de control, me tomé un gel y comencé el fuerte descenso hacia el ibón de Iserías. Un descenso bastante técnico, de piedras sueltas, en el que pude adelantar a varios corredores, ya que ya sabéis que bajar me gusta mucho. Después de bordear el ibón, tomaría un sendero bastante corredero que nos llevaría tras varias “zetas” hasta la cascada de Las Negras, donde se dividen todas las carreras. Nosotros, giraríamos a la izquierda por un camino muy cómodo cuesta abajo surcando la Canal de Izas, para llegar al siguiente punto de control y avituallamiento en Canal Roya. Antes de llegar a éste, me tomé el segundo gel de cara a la subida que me esperaba después.

En Canal Roya, fue una sorpresa y una inmensa alegría ver a Vlady, que estaba ahí para animarme, y para asistirme, un subidón para mi cabeza, que sabía que ahora tocaba mi punto débil en la carrera, la subida al Pico de Larraca (2.278m). Además me confirmaron que ¡iba segunda!… más adrenalina para mí.

Así que, después de coger agua, y tomar fruta y Coca Cola en el avituallamiento, salí acompañada por Vlady unos metros, hasta coger el sendero que me llevaría a la segunda cima, un sendero que cada vez era más empinado. Me despedí de Vlady súper agradecida por haberle visto, y me fui sin parar, dispuesta a superar ese muro que se había alzado otras veces delante de mí. Durante la subida, empecé a notar cómo el cuádriceps derecho estaba a punto de subirse, así que tuve que parar un poco a estirar, cosa que tuve que hacer ya varias veces hasta terminar, para que no se me subiera del todo. Además cada hora, tomaba sales, lo que me ayudaba con una buena hidratación, a que el músculo aguantara.

Una vez en la cima, y tras 24km, empezamos a descender por las pistas de la estación de esquí de Astún, hasta la motriz de Pastores (1.700m), un descenso rápido y muy directo, en el que las rodillas empezaban a sufrir. Una vez abajo, giraríamos a la izquierda para coger la carretera que une la Estación con el Puerto, 2 kilómetros de carretera más o menos llanos. Al final de este tramo, pude coger agua de una fuente, ya que el sol estaba pegando bastante fuerte, y ya me había bebido toda mi agua.

De ahí, sólo quedaría superar el monte Candanchú que nos llevaría hasta la estación de esquí de Candanchú (Pista Grande), donde tendríamos el segundo avituallamiento completo, y donde estaban mis padres esperándome, y alguna que otra cara conocida para darme ánimos, otro sorpresón que me dio fuerzas. Entre mis padres y nuestro compi y amigo Fernando Armisén, me ayudaron y me animaron en el que sería el kilómetro 28.

Todavía iba segunda, así que bebí Coca Cola, tomé fruta y un sándwich de nocilla lo más rápido que pude, me despedí, y me fui directa hacia La Tuca Blanca… ya quedaba menos.

La primera parte del recorrido hasta llegar a la cueva de Los Contrabandistas transcurre por una senda fácil, aunque ya se van notando los kilómetros acumulados. Después de pasar la cueva, comenzamos a ascender fuera de sendero por la zona de Loma Verde, por una parte de trepada hasta llegar a la “Ciudad de Piedra” una zona de piedras grandes en la que hay que extremar la precaución para no meter el pie en algún agujero. De ahí y tras pasar una zona con pasamanos, seguimos hasta atravesar unas pequeñas campas de hierba para posteriormente llegar a un barranco, en el que se encuentra otro punto de control, desde el que giramos a la izquierda para continuar hasta el pico de Tuca Blanca (2.182m).

Desde ahí comenzamos a descender por una pista y luego por una zona de hierba en la que pasamos al lado de varios lagos, para después bajar casi directamente hasta el último avituallamiento completo de la prueba, en la Motriz de la Tuca Blanca, con sus famosos huevos fritos. Yo no me los pude comer, porque mi cuerpo pedía dulce, pero seguro que estarían buenísimos, así que cogí fruta, chocolate, y Coca Cola, me tomé el último gel, y me fui rápido para afrontar la que sería la última subida de la prueba hasta el Collado de Estiviellas (2.049m).

Desde la Motriz de la Tuca Blanca empezaríamos un rápido y fuerte descenso hasta llegar al “ibón” de Tortiellas, desde el que comenzaríamos la fuerte pendiente hasta Estiviellas. Esta subida, aunque este año se modificó para que fuera más llevadera, es corta pero muy intensa con sus +355d y tras 34 kilómetros de carrera. Pero tras girar hacia la izquierda ya casi llegando a la cima, y tras ver a lo lejos el que sería el último punto de control antes de la meta, las fuerzas volvieron a mí dispuesta a afrontar esos 7.2 últimos kilómetros de descenso hasta Canfranc Estación.

Llevaba 8 horas en carrera, recogí los bastones en el carcaj, un súper invento que probaba en carrera por primera vez, y que es una gran ayuda, y comencé el descenso con sus 123 curvas interminables.

Desde arriba se veía el pueblo, y ya podía escuchar a Jaime hablando desde la meta. La emoción me iba llenando poco a poco, y cuando cada vez era más consciente del resultado que iba a conseguir, las lágrimas asomaban, así que respiraba hondo y seguía corriendo. Quería llegar a meta y abrazar a mi familia y amigos, que sabía que estarían ahí esperándome.

Después de las últimas curvas por el bosque, ya pude vislumbrar los edificios del pueblo, y por fin salí del camino, donde me esperaba Vlady para hacer el último kilómetro por el pueblo hasta la meta.

No me lo podía creer… ¡2ª en la Maratón de Canfranc Canfranc! tras 8h46´. Reto más que superado mejorando mí tiempo en 37 minutos con respecto al año pasado… ¡¡¡FELICIDAD ABSOLUTA!!!

Jaime Espiquer me preguntó con qué momento me quedaba de la carrera, y no lo dudé ni un segundo… la llegada… por haber podido alcanzar mis retos, pero sobre todo, por poder haberlo hecho rodeada de mi familia, de mis amigos, de mis compañeros… Mil gracias a todos por estar ahí de principio a fin, por arroparme y animarme tanto, desde la salida, durante la carrera y en la llegada… mis padres, Layla, Azu, Paco, Mikkel, Fernando, Vanessa, Antxon, David… Y por supuesto a Vlady, mi entrenador, mi amigo, mi compañero… ¡sin ti nada de esto lo hubiera logrado!

         

Gracias también a la organización, a Alex director de carrera, y a todos los que le rodean, al voluntariado, de 10 como siempre.

Al día siguiente entrega de trofeos, y de vuelta a casa. ¿Volveremos el año que viene?… ¡A la Canfranc Canfranc siempre volvemos!

De momento a descansar, que en dos semanas nos espera la Maratón de Tendeñera… ¡a darlo todo como siempre! Así que nos vemos muy pronto, y ya sabéis, a disfrutar de lo que nos rodea, a caminar, correr, saltar, y no parar… ¡hasta alcanzar las nubes!

     

 @Laura_Candida3

 @Laura_Candida3

 

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