El pasado 22 de noviembre se celebraba la ultima de las carreras del Circuito Tactika Trail en Alcalá de Henares y nuestra compañera Evelin se decanto por la carrera corta, aquí su crónica.

«El día arranca temprano, hoy la cita nos lleva hasta  Alcalá de henares, una mañana fresca con un sol que promete no abandonarnos o eso esperamos.

Alcalá de Henares se prepara para la última carrera del circuito Tactika Trail, un hermoso circuito de 7 carreras, cada una con sus particularidades, que te permite recorrer las sierras madrileñas. Lo bueno es que cada carrera  tiene 2 distancias distintas una sobre los 10km, la corta y otra que suele estar entre 20 y 30km, salvo la carrera del Rincón que ademas tiene una ultra.

A mi esta vez me tocaba la opción de carrera larga con unos con 20,760km mientras que otros amigos disfrutaban de la corta de 10,27 km.

Llegamos temprano así que mientras se retira el dorsal, toca una de sacar y poner la ropa,  se acerca la hora, primero sale la carrera  larga  y a continuación la corta, donde voy yo.

Mientras nos llaman por megafonía, a mí como siempre no me sobra ni un minuto y me toca salir corriendo antes del pistoletazo, sacar la foto de grupo, me acomodo y salimossss!!!

Fenomenal, el terreno arranca suave y sabíamos que sería llano, así empiezas a entrar en calor y te vas acomodando en un ritmo cómodo, por el km 3,5  te toca una zona de «camaradería», por decirlo de alguna manera, hay que turnarse para costear un puente, el espacio es reducido, así que se pasa en fila india.

El recorrido continúa y aparece el primer puesto de hidratación, a partir de aquí la carrera te regala unos caminos estrechos, algún repecho que te pone a prueba y caminos que te invitan a correr.

Transcurren los kilómetros  y te vas confiando hasta que pasas por el segundo puesto, ahí solo queda sacar pecho y seguir disfrutando porque el circuito a continuación transcurre por una especie de precipicios que hay que andar con cuidadito 😉 la tierra está suelta y al no llover en los días anteriores  puedes deslizarte fácilmente.

Nos acercamos a la última cuesta, así que solo queda disfrutar.

Faltando casi dos kilómetros para terminar, tenemos que cruzar un río, el agua súper helada te da la fuerza suficiente para apurar la marcha y la energía necesaria para que tu cuerpo llegue a meta intentando recuperarse de ir con los pies mojados y muy fríos.

Cruzarlo significa acariciar la meta, ya se escucha la gente animar y la música que nos brinda  la organización.

Meta, siempre llena de animadores y gente tan cálida que te reciben de la mejor manera. Otra aventura que se acaba y deja miles de momentos, algunos que se pueden transmitir y otros que te guardas para vos.

Gracias Anita montañitas por animarnos siempre a las aventura y a Noe por siempre unirte a ellas. Siempre se puede un poco más»