Esta crónica tiene de especial el hecho de que quien nos la trae, Ana Vaquero, como bien dice ella misma le gusta correr y habitualmente siempre corre en las carreras con lo que el hecho de tener que hacer esta desde el primer momento andando aunque sea rápido, le da un punto de vista diferente que nos pareció muy interesante.
«Me han pedido que cuente como fue mi carrera y allá voy, pero antes quiero hacer un breve resumen de como empecé a correr.
Empecé no hace mucho, motivada por una situación que me tocó vivir en la que sentí la necesidad en muchas ocasiones de «echarme a correr»… no lo hice, pero me imaginé haciéndolo…. eso que dicen de «visualizarte haciendo aquello que quieres». En mi caso no era una meta, simplemente una manera de sentir, sentir que las piernas se mueven, que eres tú el que las diriges aunque no vayas a ninguna parte y eso no te importe, simplemente las mueves porque quieres, una manera de sentir el aire en la cara, el frío, el calor, sentir que te cansas porque hay un esfuerzo físico, no ese agotamiento que a veces se apodera de uno cuando va y nunca llega… en fin, la situación que me tocó vivir terminó… o no… Puede que simplemente siguiera su curso y que en un momento dado nada me impidiera echarme a correr como había visualizado anteriormente. No lo había hecho nunca, por lo que empecé andando una hora todos los días a paso ligero.
Después de un mes empecé a trotar muy suave, como unos treinta minutos y al poco ya lo hacía alrededor de una hora y, con el tiempo algo más deprisa. Pronto me vi corriendo todos los días. Me daba igual que hiciera frío o calor, que lloviera o nevara, yo corría y me sentía bien. ¿Cómo pasé a correr por montaña? había corrido algunas carreras de asfalto de 10 km y me comentaron que había un cross en La Pedriza que subía al Yelmo. Eran 13 km, tres más pensé yo (que ilusa) pero tenía tan buenos recuerdos de La Pedriza y el Yelmo, que quería correr esa carrera!! Y así lo hice y me encantó!! Lo uno me llevo a lo otro. Conoces a gente, te invitan a entrenar y te vas metiendo en este mundillo que te engancha. No te das cuenta y ya forma parte de tu vida. Yo estoy encantada.
Tengo que decir que corro, corro por montaña, que entrenó habitualmente casi todos los días y los fines de semana suelo ir a la sierra donde me meto una buena tanda de kilómetros con desnivel, pero aun así soy una corredora bastante mediocre, con el único objetivo de terminar las carreras sin agonizar y disfrutar en la medida de lo posible de las mejores sensaciones. Mis ritmos no son nada del otro jueves».
Aquí va mi carrera
«De Transgrancanaria me habían hablado bien, de su organización, los paisajes, la gente, el ambiente… y pude comprobar por mí misma que así es. Me inscribí a la Advance (82 km y 4700+) y me organicé para llevar a cabo un entrenamiento de 20 semanas que me ofreciera garantías de terminarla y disfrutar de buenas sensaciones en el transcurso de la misma… yo no busco más. Anteriormente, en Agosto, había tenido un problema en una rodilla por un mal gesto, desde entonces arrastraba una lesión, culpa mía! por no parar. Había bajado el ritmo con lo que la molestia se suavizaba pero no se quitaba, el caso es que he estado haciendo la goma desde entonces, con más molestia aflojaba y con menos apretaba. A menos de dos meses de la prueba, me veo obligada a parar ya que con la carga de kilómetros la lesión se había pasado de una pierna a otra y la cosa se había complicado… buah! He estado dos meses haciendo elíptica sin carga y los fines de semana metiendo kilómetros de montaña, con lo que las sensaciones habían empeorado bastante. Había decidido no ir a Transgrancanaria, parar del todo y recuperarme, pero dos semanas antes de la prueba coincidí con Mayayo que me animó a disputarla andando. La verdad es que no se me había ocurrido. Me apetecía ir y así lo hice. Estaba un poco asustada. No había muchos corredores en la Advance y pensaba que como todos corrieran me quedaría sola. Eso ya no me parece tan divertido, no conozco la zona y soy muy despistada. Además lo bueno que tienen estas carreras es la gente, esos corredores que llevan tu ritmo con los que coincides y vas charlando. Sabía que me daría la noche. En fin, ya estaba allí. En el autobús iban muchas caras conocidas. Una vez que llego a la salida encuentro a Memphis que llevaba toda la noche trabajando, también veo a Ana Bustamante que va a correr y está hablando con Carmen (se conocen de otras carreras) me acoplo con ellas. Les comento que voy mal, que sólo voy a andar. Cuando dan la salida no sé muy bien cómo empezar, me quedo al final a ver quien anda, sorpresa! No anda nadie!! Me pongo a trotar para ir con el grupo de cola. Llevan un trote suave. Yo no quiero gastar nada de piernas, ya que no llevo muchas, dos meses a base de elíptica no dan para correr mucho por montaña y si son 82 km no digo na. No me cuesta nada seguirles el ritmo, vamos muy suave. Cuando hay que subir suben andando, yo también. Subo andando, llaneo suave y las bajadas las ando. En esta primera parte de la carrera hay mucho barro. Enseguida llego al primer avituallamiento, al segundo, bueno… no está mal, los kilómetros pasan y no me estoy dando cuenta. Por lo menos las sensaciones son buenas. Hay niebla y lluvia suave. No hace frío. Huele muy bien Gran Canaria mojada, me encanta!! Voy prácticamente andando y lo estoy disfrutando. En las subidas llevo un ritmo aceptable. Incluso adelantó a algunos corredores. No voy la última, tengo gente detrás. Estoy más tranquila aunque en las bajadas me atraso mucho. Tengo que bajar andando con mucho cuidado ya que es donde tengo más molestias. Al poco de salir de Talayón alcanzo a Carmen, yo no la reconozco, me llama ella. Es la chica con la que hablaba en salida que estaba con Ana. Me dice que va despacio, que tiene problemas en las rodillas entre otras cosas. Toca subir, vamos andando y charlando animadamente, Carmen conoce a muchos corredores de las Islas, ella es de La Palma. Nos saludan, charlamos con unos, con otros… A estas alturas tenemos bastante gente detrás. No es que vayamos muy rápido pero se han unido al pelotón muchos corredores de la Transgrancanaria de 125 km. Hay gente que va muy cansada, llevan toda la noche corriendo. Por lo que dicen sus primeros 30 km han sido muy duros por lo técnico y por el frío. Seguimos en carrera. Carmen y yo llevamos un ritmo muy parecido. Llegamos a Tejeda. Estoy encantada con la gente, que amable y que simpática!
Desde que he salido, en Fontanales, apenas he comido. No tengo ganas. Me encuentro bien. No estoy cansada, pero tengo que obligarme a comer y beber sino me pasará factura. Creo que puede ser por lo tranquila que voy. Ahora hace mucho calor. Vamos de camino al Roque Nublo. Hay que subir bastante, aquí es donde mejor me encuentro yo. Todos andan. Llevo buen ritmo. Adelanto a Carmen, no hay problema luego hay que bajar, ahí me pilla seguro. Llego al Roque Nublo, que barbaridad! que espectáculo para la vista! increíble! no doy crédito! cuánta belleza! que mar de nubes bajo mis pies! wow ese Teide! Estoy pensando… que bien que he venido, tengo que volver aquí, pero no a una carrera, tengo que subir aquí y quedarme tranquilamente a contemplar, tengo que volver!! Ahora toca bajar hasta Garañón, orrrrgg que calor! y con lo bien que bajo.. ;( Al poco me pilla Carmen, ella baja mejor. Me fuerzo un poco para ir con ella. Ya vamos juntas otra vez. Llegar a Garañón se nos hace largo. Allí tengo una bolsa de vida con unas zapatillas mixtas de horma más ancha. Mientras bajo noto que las que llevo me están rozando. Ya estamos. Se me ha hecho largo. Paso el control de material. Voy a cambiarme de zapatillas y ver que se puede comer. Hay pasta y caldo. Empiezo con el caldo, va entrando, con la pasta me tengo que obligar. Al principio me cuesta, pero poco a poco entra. Bien… me estoy despejando. Supongo que el calor y el no haber comido me habían dejado un poco tocada. Todavía queda mucho recorrido y casi todo de bajada, lo peor para mi lesión. Hemos estado en Garañón como treinta minutos. Me he quedado fría, me pongo una camiseta con manga larga. No tengo dudas, no me entra en la cabeza retirarme, salvó que me haga daño… Tengo molestias, pero llevo varios meses corriendo muchos kilómetros con ellas. Hoy estoy andando. Veo que Carmen va mejor que yo, para mí que la termina sin problemas. Decidimos ir juntas. Si la queremos terminar se nos va a hacer de noche y a ninguna de las dos nos hace gracia ir solas. Subimos al Pico de Las Nieves. La pasta y el caldo me han sentado muy bien. A partir de ahora empiezo a beber y comer regularmente. Mi estado de ánimo es bueno y estoy disfrutando. Empieza la bajada a Tunte, Dios que larga!! son muchos kilómetros bajando y no puedo correr, es una pena, es una bajada para disfrutar. Carmen siempre va unos metros por delante, eso hace que yo apriete un poco, lo justo para ir cerca pero sin hacerme daño. Llegamos a la calzada romana, Vía de La Plata. Yo voy andando, es muy largo pero la hago bien. Esta calzada corriendo «agüita» es bastante fácil tropezar y en algunas partes la caída es considerable. Hasta Tunte se me hace largo, han sido como 10 km de bajada. Nos dicen que en Tunte midamos bien nuestras fuerzas para decidir si seguimos adelante o no, hay una pista de tierra que tiene 12 km que pican para arriba y es muy aburrida, esta pista termina en un barranco muy técnico con piedra suelta, no hay escapatoria. El barranco hay que bajarlo por un sendero que tiene 2 km aprox. y mucho desnivel negativo. Nos va a tocar de noche y hay que estar muy atentos para no ir barranco abajo. Ya estamos en Tunte, que amabilidad! te llenan las botellas, te las colocan… Bebemos, picamos algo… no hay dudas seguimos adelante. No tardará mucho en hacerse de noche. El buff a la cabeza y el frontal también. Me pongo el cortaviento. Compruebo que mis pilas de reserva están ahí. Ya sólo quedan dos avituallamientos, Arteara y Machacadora. Salimos en grupeta de Tunte, vamos charlando animadamente, quién ha ganado la de 125km, la de 82 km, quién se retiró… tengo que aclarar que cuando digo andando, siempre me refiero a andar deprisa, muy deprisa. Cuando empezamos a subir nos acoplamos por parejas. Se hace de noche. Es verdad, esta pista es muy aburrida. Si trotáramos tardaríamos la mitad, pero la bajada a Tunte me ha dejado tocadilla. No me atrevo a trotar. A Carmen tampoco le hace, así que andando. Lo mejor las estrellas, maravillosas!! Nunca había visto tantas ni tan grandes, espectacular!! Lo que no es nada aburrido es el barranco, para ser exactos es bastante tenso y eso que de noche no se ve la caída, se ven las luces de lo que tiene que ser Arteara muy abajo. Ufff muy técnico! Lo recorro con cuidado y mirando bien donde pisó, 2 km? yo creo que más!! Parecía que no iba a terminar nunca, me estaba dando «palo» acordarme de los corredores que estábamos dejando por el camino, sobre todo los de la larga, tan cansados y que tendrían que bajar por allí…. Por fin se termina, estamos en Arteara, km 66, solo queda un avituallamiento y el siguiente la meta. WOW!!! ya casi lo tenemos. Bebo y cómo algo. Nos vamos. El barranco me ha puesto las pilas, me apetece correr, pero mejor sólo voy a trotar. Carmen también se anima. Bien! puedo! siempre y cuando no pique para abajo ningún problema. He ido todo el trayecto cuidando las piernas y a estas alturas parece que todavía funcionan, así que en los llanos trotamos y si no pica mucho para abajo también. Este tramo es horrible, tiene un montón de piedras y se hace largo. Una vez que llegamos a Machacadora nos quedan apenas 6 km a meta. Esto está hecho!! Seguimos trotando hasta qué llegamos a una especie de ría seca con piedras, un terreno durísimo en el que nos es imposible correr. A falta de 2 km para meta nos sacan de la ría, el terreno cambia y empezamos a correr, si… esta vez corremos. Ahora no noto que me duela nada, parece que tener cerca la meta hace que desaparezca cualquier sensación que pueda enturbiar ese momento. Nos toca pisar la playa y bordear el faro. Ya estamos!!! Carmen y yo entramos juntas a meta, de la mano!! Cruzar el arco de meta siempre me produce una sensación placentera, de felicidad plena!! Han sido 17 horas y 22 minutos. Estamos cansadas pero ha merecido la pena. Participar lesionado en una prueba de estas características no es lo mejor, pero el hecho de haber entrenado hace que físicamente estés fuerte para afrontarla. Creo que incluso se ve más difícil de lejos, es decir los días previos, pero que una vez que estas allí si hay por detrás un trabajo previo y tienes claro que lo quieres hacer las garantías de terminar son muchas. Andando es más largo, son más horas y es cansado, pero también tiene su lado positivo, es más fácil darse un respiro y escuchar el cuerpo. Correr esta genial, a mí me encanta, pero hay momentos en los que te desfondas y te pasas de pulsaciones. A veces el ritmo de la competición no te deja escuchar lo que tu cuerpo te dice. Andando me he encontrado con más solidaridad y compañerismo, corredores menos pendientes del reloj y más de lo que ocurría a su alrededor. Cuando corres y vas unas horas por delante, aunque hay de todo, también los hay que pasan de largo antes situaciones en las que hay que parar, preguntar y ayudar… Ha sido una experiencia más y para mi muy positiva!!»
Enhorabuena Ana! Gran carrera por tu parte, creo. cada día salimos para dar lo mejor de lo que llevamos dentro. Estas 17h, en ese día, eran probablemente lo mejor que podías sacar sin hacerte un daño permanente. Y ahí están, una prueba más completada, con buen estilo. Más experiencia ganada que se podrá rentabilizar tambien cuando pasen las molestias… Dos en uno 😉
Sergio, gracias a ti por animarme… si no es por ti me la pierdo y hubiera sido una pena porque estuvo francamente bien!!
jaja, bueno pues me alegro por ti, te lo ganaste