El pasado fin de semana disfrutamos de un gran fiesta en Haría, unas carreras que tiene un sello especial, todos los que pasamos por allí acabamos enamorados del paisaje y de una organización que te hace sentirte como en casa. Hoy Sonia nos cuenta su primera visita a Haría Extreme y su paso por la Ultra de 80km.
«Esta temporada me planteé objetivos exigentes con respecto a las ultras. La última, Transvulcania y tras esa algún maratón duro de montaña que me dejaron cansada. Mis planes iban encaminados a correr la vuelta al Aneto y la ultra del Valle de Tena, pero me comentaron la Haría Extreme y cambié de rumbo.
No llevaba mucho entreno largo en el último mes, así que iba sin expectativas, correrla lo mejor posible.
Desde el jueves íbamos llegando los corredores a Haría, se empezaba a respirar el ambientazo y la emoción que se siente antes del día Ultra me hacía estar contenta. El viernes había un entreno solidario organizado por mi amigo y entrenador Iván Ramírez y la ong kms por Nepal, y después de encontrarnos con grandes corredores, periodistas y organizadores se plantea el recorrido. Antes fotos, risas, y muy buen rollo compartido con los más grandes corredores de montaña. Treinta minutos sirvieron para llenarse de ganas de los 80km que nos esperaban al día siguiente.
Correr una ultra no es sólo el durante, es el antes, el durante y el después, momentos que se guardan en la mente y que hace que una vez acabada estés deseando correr la siguiente.
El antes lo disfruté a tope, hasta llegué a no pensar en lo que me esperaría a las 5am del día siguiente, las tremendas risas de la comida compartida con gente muy especial y con la que acabas viviendo intensamente esos momentos y creando vínculos fabulosos. La sesión de fotos imprevista que se le ocurre a alguno dando saltos por el picón me hace llenarme de buen rollo y apartar los nervios y fantasmas, qué bien me siento y qué ganas de correr tengo!
He conseguido preparar el material y estar a las 10.30 en la cama, eso sí, no pegué ojo hasta las 2.30 que sonó el despertador para disponerme a desayunar y preparar todo ya que a las 4 quería estar en la plaza.
El tiempo pasaba rápido, tan rápido que cuando me quise dar cuenta ya tenía el frontal encendido y habían dado el pistoletazo de salida. Correr de noche por el monte me encanta, tiene un encanto especial, y eso me espera durante las 2 horas siguientes.
¡Cómo estoy disfrutando! Mi ritmo de inicio es reservón, quedan muchos km por delante y no quiero que me pase factura. Sergio me adelanta, no quiero seguirlo ya que quedan muchos kilómetros y quiero ir a mi ritmo.
Los paisajes son preciosos de principio a fin, paisajes marcianos rojizos, acantilados inmensos, piedras lunares… Mientras van pasando los kilómetros voy sintiéndome cada vez más cómoda. Me imagino rodando una película, imagino mi premio final que me espera al llegar a meta, y todo el paisaje va ayudando.
El recorrido es espectacular, disfruto corriendo en la oscuridad mientras se oyen los albatros. Una vez que amanece disfruto con una subida en la que adelanto a 3 chicos. Sé que viene una bajada en la que hay que ir con cuidado, todo en zetas tal y como nos explicó Zigor la tarde antes, previa a la subida a Guinate.
Tras la bajada en la que no arriesgo mucho llegamos a la playa, tal y como he ido viendo desde arriba toca correr por la playa. Estamos en el kilómetro 30 aproximadamente, voy bien pero queda mucho. Empezaré a restar tras Guinate. Guinate, como impone desde abajo, me inunda la emoción, suena la banda de piratas del caribe a todo volumen desde los altavoces que hay arriba.
Cómo estoy disfrutando de esa dura subida, piedras para agarrarte, sólo pienso en llegar arriba y en cada hora que pase en el monte, así no pienso en la vertiginosa subida. Me imagino subiendo por alguno de los picos que hice este verano, y veo la cuerda, la agarro y p’arriba. Es mi terreno, así que no me adelanta nadie en la subida. Suena una ópera, emoción indescriptible y los ánimos de la gente en la roca, llegar arriba y ver a Ana, mi sonrisa aumenta, debo contener mi emoción para poder seguir igual de fuerte. No puedo venirme abajo. Gracias por esos ánimos y las fotos que ilustran ese momento.
Pasar por Haría de nuevo sobre el kilómetro 40 y escuchar a Depa, no, no tengo ganas de parar, ahora sí que empieza mi carrera. Tras pasar Haría una buena subida, voy bien. Paro en un avituallamiento y miro el móvil sólo quiero decirle a mi hermano por dónde voy ya que me está siguiendo en la distancia, recibo ánimos y me vengo arriba.
Cómo disfruto con esas bajadas, tan buenas en picón y como resbalo y me enfado con las piedras sueltas en las siguientes bajadas, me resbalo, caigo, me vuelvo a resbalar, vuelvo a caer, me desespero… Paro 5 segundos, tomo aire, me concentro y continúo bajando. A ver si aprendo a bajar y a disfrutar en las bajadas…
El largo camino bajo el sol hacia el siguiente avituallamiento se hace largo. Cada avituallamiento lo tomo como una etapa más. Debo ir por el kilómetro 54, el reloj se ha parado y parece ser que siguen quedando 30 kilómetros desde hace un rato, ya que las 2 veces que pregunto siempre queda lo mismo. Me siento atrapada en el tiempo, pero no me dejo confundir y me imagino llegando a meta, ver a los que ya han acabado, pienso cómo les habrá ido.
Así consigo pasar esa barrera de bloqueo y llego al gran paisaje lunar, las olas salpican, qué impresionante todo, llegar corriendo por la playa en Arrieta es espectacular, como anima la gente que se levantan de sus toallas para dar ánimos, ya sólo queda la última subida, voy fuerte, huelo la metaen y me como a 5 personas que van sufriendo, yo feliz, ya me tocó sufrir en alguna interminable bajada y estar atrapada en el tiempo…
Estoy pletórica, disfruto corriendo por el barranco y ya se escucha al gran Depa… Llego al pueblo ¡cómo disfruto! Aprovecho el último kilómetro para pensar en todo lo vivido y veo la recta de meta. Me olvido de los ratos más agonicos, del sacrificio y del esfuerzo. Cómo vivo este momento, mi sonrisa no puedo borrarla, llego a meta corriendo a tope y tengo mi premio… Jaime el «espiquer» me nombra, me río y allí está mi amigo y entrenador esperándome.
Y por fin llega mi botellin de cerveza prometida con una sonrisa y un abrazo de regalo. Gracias! Todos los que nos hemos embarcado en esta aventura estáis por ahí y me alegro mucho de veros, preguntas, intercambio de experiencias, risas y… Cervezassss mmmm.
¿Qué mas se puede pedir en una ultra? Sí, el después y los grandes amigos que te llevas. Eso es lo que queda, grandes momentos, grandes personas.
Correr una ultra es una gran experiencia, son grandes emociones, entrenos interminables, salidas al amanecer, grandes amigos, sacrificio, sufrimiento, retos, competir para dar lo que vales, pasar los cortes de tiempo, no decaer… el mundo de las carreras largas de montaña es increíble, hay que sacrificar mucho pero compensa tremendamente.
Me quedo de esta carrera con lo más importante, los amigos que haces que sabes que son para siempre, con los corredores profesionales, los pros, por su sencillez y humildad (Maite Maiora, Nuria Domínguez, Zigor Iturrieta, Iván Ortiz, Iván Ramírez, Zaid, y el gran Marco Olmo), sus consejos y cómo te hacen sentir como uno más aunque seas un paquete, y que disfruten de tus logros como tú lo haces cuando ellos ganan las grandes carreras. El recorrido impresionante, la organización increíble…. Sin lugar a dudas repetiré, así que ya cuento los días para noviembre del 2016.
Agradecer enormemente a todos los que habéis sido parte de esta carrera: a mi amigo y entrenador Iván, que me anima siempre y gracias a él disfruté de Haría, por sus entrenos y estar siempre ahí, una gran persona, Ana «Memphismadrid» por tantos ánimos y por las fotos, siempre al pié del cañón dispuesta a darte un consejo, Sergio «mayayo oxígeno» también por su cercanía, fotos, compañía y sus consejos, y por meterme el gusanillo de la UTMB para el año próximo. (ya cuento cada día para vivir Chamonix a tope…), Dani por ser el reportero más dicharachero y por ser así de especial, a Nuria por su compañía y compartir tantos momentos, a Bárbara por las risas y por las charlas, nos veremos en Barcelona pronto, a Zaid por compartir tantos ratos y tu sencillez, ojalá te salga todo bien, a Zigor por las risas de antes y después, por esperarme con la ansiada cerveza y esa sonrisa y por ser tan humilde y ser tan entrañable, ¡no cambies nunca!
A todos los de la organización y cada persona que formó parte de cada momento, speakers (Depa, Jaime..) y demás. En especial nombrar a los 5 jinetes que nos fuimos a dar los saltos (Iván, Zigor, Bárbara y yo) mientras Ana nos fotografiaba, las risas, el coche y todo lo que rodea a ese momento hicieron que no estuviera nerviosa y que al día siguiente pudiese disfrutar de una gran carrera.
El resultado para mí fue bueno, se que pude dar más y recortar tiempo, pero para la siguiente, me quedo con cada momento compartido con grandes personas. Porque correr una ultra te deja marca y te hace sentir emociones únicas. Próxima parada UTGS el 3 de octubre… Cierra los ojos y déjate llevar….nos vemos en Alquezar.» 😛
Un placer conocernos Sonia y compartir momentos y risas durante todo el fin de semana. Suerte en Guara y nos vemos pronto!!
La experiencia impresionante y la compañía también.
Y para eso estamos para ayudarnos y apoyarnos. Para eso somos un grupo.
Siempre es un placer encontrar a gente con la que conectas a la primera y se hace «Pandi», a ver cuando es la siguiente 😉
Un post genial, se nota que te lo pasaste en grande, enhorabuena.
María
http://www.jewelrunner.blogspot.com