En los últimos años las carreras de asfalto han dado un salto en cuanto a participantes muy grande y las mujeres tenemos gran parte de culpa ya que hemos aumentado el porcentaje de participación. Creo que carreras como la de la mujer han sido un gran aliciente para que muchas de nosotras nos animáramos a participar por primera vez en una carrera y engancharnos en esto del correr. Distancias de 5 o 10km y tiempos de paso amplios hacen que muchas mujeres que no se atreve a apuntarse en otras carreras lo hagan en estas y si ademas tiene una parte solidaria como es la lucha contra el cáncer de mama, pues mejor que mejor.
Os dejamos la crónica de Dejavú, que compartio la Cursa de la Dona en Barcelona rodeada de otras 25.000 mujeres que disfrutaron de un estupendo día corriendo por las calles de Barcelona.
«Miradas que brillan, sonrisas cómplices, nervios compartidos. Todo está listo, 25.000 chicas nos aferrábamos a las puertas de un reto por cumplir, dispuestas a inundar las calles de Barcelona de sueños, experiencias y miles de relatos.
La marea rosa acecha desde buena hora de la mañana. Todas unidas por la misma causa, una causa que nos empuja a superarnos y a luchar por nuestra propia causa. Por un día, todas somos amigas, nos saludamos y animamos, no nos hemos visto nunca, es probable que no volvamos a hacerlo, pero ese día, todas somos una: la vecina del tercero, la madre de Alfredo, la prima de Cris, la tía de Neus o la hermana de Mónica, ese día todas luchamos con un único mensaje: ¡NO ESTÁS SOLA!
Atrás quedó la preocupación por el crono, los estiramientos, la concentración en el terreno, el estudio del recorrido… Todo eso no importa, hoy corremos todas a una, uniendo nuestras fuerzas y enviándolas a todas aquellas mujeres luchadoras que nunca pierden su sonrisa y que son un ejemplo de guerreras para las nuevas generaciones. Seguro que a ti también te ha venido alguna a la cabeza.
Y con la fuerza de un huracán allí nos plantamos nosotras. Nuestra máxima era la lucha, pero cada una de las chicas allí presentes luchaba por un motivo. El nuestro, devolverle a alguien el valor y la fuerza que un día un contratiempo le robó. Tocaba hacer de liebre, de escolta, de acompañante de Mónica, que como muchas otras tenía una interesante historia de lucha y superación a sus espaldas.
Son las 10.00h suena el pistoletazo de salida, y el centro de Barcelona se inunda de aplausos, sonrisas, baile y rosa. Más que una carrera, es una fiesta para la mujer. Al principio las ansias provocan un pequeño embotellamiento que poco a poco se va diluyendo y se empiezan a marcar ritmos. Las primeras hace rato ya que están llegando al epicentro de la carrera, nosotras, no tenemos prisa, tenemos ilusión y ganas de completar este reto en el tiempo marcado. En ningún momento del recorrido estás sola, siempre tienes a alguien a tu lado que te acompaña, te conoce, te pregunta y te sonríe, alguna chica que al pasar por tu lado te anima: ¡vamos campeona que esto te lo comes con patatas! Almas anónimas que probablemente nunca vuelvas a ver, y que te arrancaron la mayor de tus sonrisas en el momento más necesario.
Los kilómetros se seguían y cuando completábamos la mitad de la carrera todo se tornaba de nuevo una fiesta, música, cientos de turistas y ojeadores atentos a cada paso que completábamos, las calles de Barcelona llenas de familiares, amigos y vecinos. Algún chico con peluca, y camiseta rosa entre la multitud; sin duda, ¡¡el punto de energía que nos faltaba!!
“Vamos Mónica, sólo quedan 3”. Las fuerzas empiezan a desfallecer y parece que algo va mal, el pie no responde, toca parar. “Tranquila, paremos, bebe agua, no tenemos prisa, sólo quedan 3”. Algunas mujeres se paran a nuestro lado, nos ofrecen ayuda y nos empujan a seguir. Reanudamos la marcha, poco a poco seguimos sumando kilómetros, vemos la recta final, cientos de mujeres ilusionadas, sonrisas extensas y el arco de meta al final, ahora sí “Dame la mano, es tu momento”. Las 3 nos damos la mano y entramos juntas en meta, 2 minutos por debajo de lo estimado (que aunque no fuese importante, nos dio alas).
Por unos minutos sentimos que nada podrá pararnos, que la lucha siempre tiene recompensa, nos sentimos ganadoras, nosotras y las 24.987 mujeres restantes.
¿Para cuándo la próxima? ¡¡Va por todas vosotras, Guerreras!!
Dejavú