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MANUELA VILASECA, UNA CORONA, TRES DESAFIOS Y CIENTOS DE KILOMETROS

Hace unos dias, la brasileña afincada en Cataluña, Manuela Vilaseca, ha dejado una huella imborrable en el ultratrail internacional. Su logro: completar la exigente Triple Crown of 200s y, además, hacerlo rompiendo el récord femenino con un tiempo total de 201 horas, 2 minutos y 6 segundos.

Una corona, tres desafíos, cientos de kilómetros

La Triple Crown of 200s no es solo un reto físico, es una travesía mental que exige atravesar más de 650 kilómetros en cuatro meses por algunos de los paisajes más salvajes de Estados Unidos: los senderos alrededor del lago Tahoe, los bosques y volcanes de las Cascade Mountains, y los cañones secos y áridos del desierto de Utah.

Manuela firmó un tercer puesto en la Tahoe 200, fue segunda en la Bigfoot 200 y cerró su temporada con otra segunda posición en la Moab 240, donde luchó contra el barro, el dolor físico y la fatiga acumulada para cruzar la meta con el corazón lleno y la certeza de haber hecho algo grande.

“No sabía que era capaz de algo así”, confesaba entre emociones tras completar la última prueba. “Ha sido un esfuerzo conjunto, y estoy muy feliz”.

Lo que Manuela ha conseguido va más allá del cronómetro. Su récord borra la marca anterior, vigente desde 2018, pero sobre todo lanza un mensaje potente a la comunidad: que el coraje, la perseverancia y la pasión también tienen rostro femenino.

Detrás del resultado hay meses de renuncias, viajes, entrenamientos, sueños compartidos y dolores sostenidos. Hay un equipo que acompaña, una pareja que empuja desde la sombra, y una mujer que se lanza a recorrer sus propios límites con determinación y humildad.

Una vida en movimiento

Quienes conocen a Manu, saben que su forma de correr refleja su forma de vivir: conectada con la naturaleza, fiel a sus valores y comprometida con el bienestar más allá de la competición. Entrenadora, profesora de yoga y guía para quienes quieren aprender a moverse por la montaña con conciencia, ha sido parte de carreras icónicas como UTMB, TDS o Lavaredo, pero su verdadera fuerza está en cómo inspira a otras a encontrar su camino.

Ahora, en el equipo Mount to Coast, encarna ese equilibrio entre autenticidad y rendimiento que tantas buscamos: competir sin perder el alma, llegar lejos sin dejar de estar presentes.

El récord es un hito, sí, pero lo que queda es el legado. El ejemplo. La posibilidad de imaginarse ahí, aunque nunca hayamos corrido 200 millas. Porque cada paso que da una mujer en la montaña abre senderos nuevos para todas.

Porque a veces, la cima está más cerca de lo que pensamos.

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