La semana pasada se realizaba la 51 edición de la Behobia San Sebastian, carrera de asfalto que recomendamos a cualquiera a quien le guste correr, no ya por su recorrido que no es especialmente bonito pero si por su animación que sin lugar a dudas es una de las mejores que te puedes encontrar, hoy os dejamos la crónica de Noelia de su primera Behobia.
«Aún con las endorfinas exaltadas que genera el terminar un reto, os dejo mi crónica de una de las carreras con mejor ambiente (a lo largo de todo el recorrido) que he vivido.
Llevo corriendo 5 años aproximadamente (antes practicaba otros deportes), y en pocas ocasiones me he sentido tan arropada por el público como en la «Behobia». Eso de que te animen hasta con tu nombre, hace que quieras disfrutar cada momento y no quieras que termine.
Soy corredora popular, suelo participar en carreras de Madrid (donde vivo) y en la provincia de Ciudad Real (de donde soy), y la verdad es que no había oído hablar con nombre propio de la «Behobia». En el mes de mayo, en uno de los grupos de running en los que participo, alguien comentó si nos animábamos a apuntarnos a la Behobia, y yo que soy decidida, me apunté sin mirar recorrido, kilómetros, si era asfalto o montaña (para mi ignorancia). Con mi entusiasmo arrastré a una amiga con la que comparto afición (otra entusiasta del deporte que no consigue estar un minuto parada y con la que he conseguido realizar increíbles retos).
Lo que entonces parecía estar lejos, de repente ocurrió. Con el nerviosismo de lo desconocido y con una amiga más que se había unido, emprendimos el recorrido hacia San Sebastián con mucha ilusión. Nuestro reto se encontraba a 600 km y allí que íbamos, donde nos esperaba gente conocida del grupo de corredores con los que suelo entrenar.
Llegamos el día anterior a la carrera, a media tarde. Desde el primer minuto que llegamos fue un no parar. Primero a la feria del corredor donde recogimos el dorsal, luego a por la camiseta a otro pabellón, y por supuesto, una vuelta por los stands.
Era impresionante el ambiente que allí se vivía, me encanta ver cómo la gente acude a estos eventos con tanta ilusión y esas ganas por pasarlo bien, por disfrutar de nuestro deporte, creo que es algo común a todos nosotros.
Seguidamente tocaba dirigirnos al alojamiento e ir a cenar temprano. Qué os voy a contar sobre la cena, sin duda nos tomamos un buen plato de carbohidratos, que nos aportarían la energía suficiente para el día siguiente. Afortunadamente había reservado en un italiano de la zona, y es que tal era la cantidad de personas congregadas allí, que era difícil encontrar un sitio disponible.
Sin darnos cuenta había llegado el día. Nos levantamos temprano y desayunamos bien, tranquilas y sin prisas. A continuación cogimos el tren el cual iba lleno de corredores, algunos concentrados, otros exaltados…pero todos con el mismo destino, Irún
Queríamos animar a nuestro compañero que salía de la línea de meta una hora antes que nosotras, verlo en los primeros kilómetros de su carrera nos dio mucha alegría. Seguidamente fuimos para la línea de salida, allí nos encontramos con otra amiga que estábamos en contacto para vernos; el grupo aumentaba.
Ya en la línea de meta nos dejamos llevar por la multitud de corredores que nos arrastraba hasta la salida, para empezar la carrera según la hora indicada a cada corredor en su dorsal.
Pistoletazo de salida y ahí estábamos ya corriendo, el momento había llegado.
Los primeros kilómetros fui a un ritmo constante, cómodo, guardando energías, ya que sabía que había dos pendientes importantes. Pese a ser el mes de noviembre, hacía bastante calor (26º) algo que particularmente no llevo bien. Tranquila fui sumando kilómetros casi sin darme cuenta, rebasando a algunos corredores. Concentrada en mi ritmo, podía aun así disfrutar de la gente en los laterales animando, de hecho no quise ponerme los auriculares, quería vivir todo al máximo.
Sobre el kilómetro 11 ya había pasado una de las dos pendientes importantes, así que sonreí ante un lema que reconocía «sonríeosaluda» ¡gracias por esas fotos! A partir de ahí me fui preparando para la última pendiente importante la cual se me hizo dura y es que ya pesaban los kilómetros que llevábamos en las piernas. Una vez superada, quedaban solo tres kilómetros para exprimir mis piernas y disfrutar del entorno tan bonito y distinto que tiene el norte.
Allí estaba San Sebastián, último kilómetro recorriendo su Boulevard próximo a la playa. Ese momento en que disfrutas, viendo ambos lados repletos de personas aplaudiendo, animando, te hace volar, te hace sentirte feliz, pero llegar a meta, encontrarte con tus amigos y fundirte en un abrazo es algo que no se puede describir, tienes que vivirlo en tu primera persona, son sensaciones sanas que se producen y que gracias a ciudades que facilitan y viven el deporte hacen que todo esto sea posible.
Por último decir que para mi, la organización un 10. Estuvieron muy acertados al disponer más puntos de avituallamiento debido al calor, los puntos de encuentro por letras, o detalles como facilitar taxis para recoger a los corredores que no podían seguir, muchos voluntarios, etc… ¡Carrera recomendable!
Gracias a Laura, a Ana Trivi, Jaco, Ana Memphis…, por compartir batallas y risas, espero sean muchas más!, y a Víctor García y Rocio Benito que me hacen esforzarme en los entrenamientos, donde hay un ambiente inmejorable.
Nos vemos en la próxima ya que en la mente salimos con un nuevo ¡»reto alcanzable»!.
Que bien te lo pasaste!!
http://jewelrunner.blogspot.com
Qué bueno correr esta emocionante y divertida carrera, en tan buena compañía, la repetimos en 2016!!!
Nos tomaremos la revancha, Ana 😉