Pues aquí estamos de nuevo, la verdad es que desde el Medio Maratón del Ocejón, ya no me había planteado más carreras hasta septiembre, pero como soy una picona, jejeje, ¡¡¡pasó!!!
Vi que desde Averno de sorteaba un dorsal para la Tactika Trail de Lozoya, y como ya había seguido alguna del circuito pero no había podido correr ninguna, tenía ganas y me dije, pues vamos a rellenar el formulario para el sorteo, a ver si hay suerte, y siiiiii por fin me tocaba algo , me comunicaron unos días antes que era la ganadora del sorteo.
Así que ahí estaba, frente a una carrera de casi 10 kms con un desnivel un tanto curioso.
Sábado por la mañana, mira que no soy muy buena para madrugar, pero esta vez para una carrera que empezaba tarde me pillaba lejos de casa, pero por otro lado , madre mía que calor, un poco tarde, para mi gusto empezar a correr a las 10:30 hrs de la mañana en pleno mes de junio, con la “fresca”.
En fin, quedé con unos amigos del barrio que también iban para allá y fuimos todos juntos: Juanma, Ana, Gelu, Kandy y Toñi.
A las 9:15 hrs ya estábamos en Lozoya, no tuvimos problemas de aparcamiento, justo a la entrada del pueblo, habían habilitado un descampado bastante grande para aparcar muy cerca de la recogida de dorsales. Así que nos pusimos las zapas, nos echamos cremita, porque el día prometía y directos a por nuestra bolsa del corredor.
Curiosamente no había cola y fue todo muy rápido, miramos en la lista nuestro número de dorsal y pasamos por una primera mesa para recoger la bolsa y por una segunda después para recoger el chip, que tendríamos que devolver al final de la carrera.
Yo, como soy muy curiosa, lo primero que hice fue ver las sorpresitas que teníamos dentro de la bolsa, genial cuando descubrí que eran unos calcetines técnicos de trail muy monos. Esto siempre viene bien, incluso lo prefiero porque las camisetas ya no se donde guardarlas 😉
Justo a las 10:15 hrs el Speaker ya estaba dando la salida de la carrera larga (casi 19 kms). Algunas caras conocidas entre los corredores, al fin y al cabo moviéndote en este mundo, coincides casi siempre con la misma gente.
Así que, pistoletazo de salida y escopetados saliendo los de la larga. Inmediatamente, ahí estábamos nosotros, esta vez no quise ponerme de las últimas, pero tampoco de las primeras, no vamos a abusar jijjijijii.
Otra vez me vino a la mente la otra carrera, en la que había pasado un calor infernal, en cuanto ví que ya me ardían los hombros de la que estaba cayendo. Parece que no aprendo, al final voy a coger gusto a correr con la pájara encima.
3-2-1 y a correr, dimos una vueltecita al pueblo para calentar motores, antes de la “bonita” subida que nos esperaba.
Este tipo de carreras cortas no son mi debilidad desde luego, la gente ya sale esprintando y la verdad es que no es para menos , pero a mi me estresa, yo siempre he dicho que la velocidad no es mi fuerte, más bien la resistencia, pero ahí estaba yo enfrentándome ya a la primera cuesta que enlazaba ya con subida todo el rato hasta el km 5.
Me repito, pero el “Lorenzo” apretaba con gusto y eso se notó durante toda la carrera. Alguna que otra sombra nos acompañó, pero contaditas, así que había que aprovecharlas y meter un pelín más de caña.
Pocos ya eran los que corrían, ahí empecé yo a meter la quinta andando y no se me dio del todo mal. Esta vez, parecía que me perseguía un toro miura.
Casi todo el recorrido de subida fue por pista forestal, hasta que nos metimos por un sendero precioso e incluso hubo alguna que otra trepadita, vamos lo que a mi me gusta. En ese instante se me ocurrió levantar la vista del suelo y “flipé”, a la izquierda toda una panorámica del valle del Lozoya y al fondo el Embalse de la Pinilla, ahí me recordé a mi misma, porque me gusta tanto meterme en estos berenjenales. Este sufrimiento, de alguna manera, hay que compensarlo.
En el Km 5 aproximadamente, control de chip yl 1er y único avituallamiento de la carrera corta, solo líquido y un par de voluntarios más majos que las pesetas. Volví a cargar agua y a partir de ahí se ponía interesante la carrera, ya era todo bajada hasta Lozoya así que todo lo que no había podido correr hasta ahora, era el momento de hacerlo bajando.
A fluir se ha dicho, pensé, recordando mi entrenamiento del día anterior de “técnica de bajada”, y ahí estaba yo disfrutando por un terreno técnico y pedregoso de los que me gustan, jejeje, entre pinares y VOLE de nuevo.
Mientras bajaba, me acordaba de las palabras de mi Sensei “Alias Galindo”, Yoly esos brazos, no retengas, déjate llevar, disfruta, y eso hice. Hubo un momento que en el que me dí cuenta que no tenía a nadie delante ni detrás, por lo tanto iba más pendientes de las balizas que de donde ponía mi pie.
Cuando me quise dar cuenta estaba entrando en meta, en un tiempo que para mi era más que respetable. Allí estaban mis incondicionales amigos : Ana y Javi esperándome con una ovación de las suyas y como no Sara, la super fotógrafa que nos retrató en todo momento en la salida y en la meta.
Como siempre digo, no hay que subestimar nunca una carrera, por muy corta que sea. El calor no nos lo puso fácil. Pero ver a tu gente recibirte de esa manera y escuchar al speaker gritar tu nombre entrando en meta ,se merece una gran sonrisa y un baile a lo Shakira jajajajaj. Olvidas todo el sufrimiento y piensas: HASTA LA SIGUIENTE, pero esta vez creo que en Siberia 😉
PD: como colofón final no podía faltar la foto en meta con mis compis y el gran Ramiro de Tactika trail!!
¡¡Hasta pronto traileros!!
Yolanda Sanz
Buena carrera y divertida.Esperamos vernos en otras carreras mas,con esa ilusion y esa pasion que nos caracteriza a los corredores de montaña.
Qué bien se lo han pasado.
Eso que nunca falte Julio, la diversion, sin olvidar «el lado femenino del infierno»;-)