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Tactika Trail, 29km de la Sierra del Rincón – Crónica

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Hoy os dejamos la crónica de Ana Triviño de su carrera de 29km en La Sierra del Rincón del Circuito Tactika Trail

«A diferencia de otras pruebas de trail más y menos duras en las que he participado, para ésta no tenía ninguna estrategia, ni plan para llevarla a cabo. No me había mirado apenas el recorrido y no sabía muy bien a lo que me enfrentaba. Tan sólo tenía en mente que tendría que hacer una distancia no demasiado larga (en mi caso, prefiero las ultras a partir de los 40 Kms.) y que las 3 cimas del recorrido las había hecho en 3 días distintos con varios grupos de montaña con los que suelo salir. Y es que una es montañera ante todo, y de ahí surge mi gran afición por este deporte que me tiene enganchadísima.

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Lo único que tenía claro era que la “táctica” 😉 a emplear para conseguir terminar con buen pie, iba a surgir de puras sensaciones que venía sintiendo en unos días de recuperación de una temporada emocionalmente difícil. Por ello arriesgaba mucho, pero tenía la corazonada y las buenas palpitaciones que los montañeros sentimos cuando creemos que debemos levantarnos y aprovechar los momentos más duros, para dejarnos llevar por el paisaje y oxígeno que nos regala nuestra Montaña y la Naturaleza.

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Comenzamos en el remoto pueblo de La Hiruela, casi media hora más tarde de lo previsto, y es que paralelamente tenían lugar el Gran Premio La Sportiva de 60 km. y la carrera corta de 10, y por ello se complicó un poco la logística de la organización. A pesar de ello, como el buen tiempo y la armonía estaban presentes, todos los participantes compartíamos los ánimos y sonrisas, además de nervios, que siempre se dan unos momentos antes de la salida de este tipo de carreras.

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Los primeros kilómetros son siempre de calentamiento y primera visión del recorrido, por un bosque de subida no muy complicada y cómoda, donde los corredores se van distanciando en silencio, sólo escuchando las pisadas de las zapas de los compañeros que, parece, suenan más que las propias. Si darme apenas cuenta, estoy en la subida más dura hacia el Porrejón, detrás de una compi que sufre un leve tropezón y con buen talante se levanta sóla y sigue hacia delante sin vacilar (“muy bien Campeona, no queda otra que seguir!”). Aprovecho el primer control en plena cima, para deleitarme y disfrutar de unas impresionantes vistas y de los primeros rayos de un tímido sol, que nos saluda entre extensas nubes grises, que mantuvieron la temperatura ideal entre 13 y 17 grados durante toda la jornada. Comienza el primer gran descenso, ya con el cuerpo calentito y se advierte en la fuerza y rapidez de los corredores que llevo delante. El desnivel es considerable y el camino técnico, bastante pedregoso, comienzan los tramos de pizarra punzante, que perciben sobre todo las plantas de mis pies. Poco después se suaviza hasta el cortafuegos que se me hace interminable, por las ganas que tengo de llegar al segundo avituallamiento. El primero lo pasé sin parar y mi cuerpo comienza a notar la falta de combustible debido al esfuerzo del sube y baja.

En Puebla de la Sierra nos reciben unos vecinos poco acostumbrados a ver corredores por sus calles, supongo que alguien les habrá explicado que somos como sus cabras, sólo que con zapas… Agradeciendo infinitamente la labor de voluntarios y una vez cargado el depósito, continúo detrás de unos compis con bastante calma y paciencia, ya que esta subida es más dura y larga que la anterior, y mis pensamientos no me apoyan ahora. Es el momento de recurrir a la música (la metí en la mochila por si esto sucedía), y siento el ritmo y energía, y que mi cuerpo se va transformando positivamente. Adelanto a bastantes corredores que suben con gran esfuerzo y me dejan paso. Uno de ellos es Roberth, un gran deportista que he conocido recientemente, y nos saludamos lo que me proporciona un nuevo empujón hasta llegar a la infernal pedrera que lleva a la cumbre de la Peña de la Cabra. Es aquí cuando veo a un corredor sentado, aquejado de la rodilla. Está bastante tocado, pero consigue levantarse y continúa detrás de mí. Tratando de alentarle al máximo, le animo porque no queda nada para el control y allí puede contar con más ayuda. Arriba nos hacen unas fotitos muy wapas, y es el comienzo de una larga serie de bajadas y repechos por pizarra  que hace el camino corrible sólo a tramos, incluso en algunas ocasiones, es necesario poner las manos para poder seguir, llegando a entrarte la duda de si el camino está debidamente señalizado o no. Es entonces cuando me fijo en las señales rojas y blancas del GR que me confirman que sí, y me hacen sentir como en casa. Soy muy consciente de que tengo que concentrarme al máximo, primero para no perderme, y segundo para evitar lo más posible el temido tropezón y consecuente caída, que sin poder impedirlo, finalmente llega. Me levanto rápidamente y prosigo para no enfriarme, veo que es un rasguño, pero me cuesta apoyar la pierna normalmente, lo cuál me hace cambiar a un ritmo más lento.

Ahora voy por una recta llegando al Puerto de la Puebla y comienza a soplar un viento fresquito, y el descenso lo hago rápido llegando al avituallamiento enseguida. Me hidrato y sin pensarlo, aunque algo triste por tener que dejar allí a una pareja del Gran Trail que se ve obligada a abandonar por lesión, inicio la subida que es la última por hoy, según me dicen los serviciales voluntarios. Este tramo es el mejor porque luego es todo bajada y entonces vienen a mi mente los compis que no han podido venir y que les debo tanto, por haberme metido en este mundillo. Seguro que me han enviado las fuerzas que me quedan para afrontar los kms. Finales. Llego al último control donde me dicen que apenas quedan 2 Kms. y que voy muy bien. Todos los ánimos por parte de la organización y voluntarios. Ya veo la carretera por la que he venido con mis 2 amigas esta mañana temprano y aquí comienza el momento en el que te das cuenta de que vuelves a la civilización y escuchas el ambiente de llegada, y en el que doy GRACIAS SIEMPRE.

Veo el arco de META y junto a él está Memphis Madrid con su sonrisa y cámara, tan familiares para nosotr@s. También me dan la bienvenida corredores que ya han terminado, los de la Organización (que en todo momento te animan y te miman), y, cómo no, los chicos de TopTrail, y los de Lurbel, y los de la Sportiva, los voluntarios, fisios, etc… todos aplaudiendo a los que vamos llegando al filo de las 5 horas de intenso rompepiernas que resulta el recorrido, y que no me arrepiento por no haber mirado en detalle 😉 Muy de las “TACTIKAS”.

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Cuando paso el Arco, mis piernas siguen aceleradas y el cronometrista me manda parar para quitarme el chip de control. Me entra una risa tonta, de emoción creo y porque no me doy cuenta y casi me lo llevo por delante sin querer ….  Ana Memphis que está al acecho, me hace una foto en ese momento, de recuerdo 😀

Después de reponerme y estirar lo suficiente, mientras espero a mis 2 amigas que vienen detrás de mi, me dirijo a ver las clasificaciones provisionales y para mi asombro y gran sorpresa, veo que he quedado 1ª Veterana y 5ª de la clasificación general. Apenas puedo creérmelo!!!! En ningún momento de la prueba fui consciente de que iba tan bien. Es más, un amigo me había calculado unas 4 horas y como no las había cumplido, ni por asomo!!! tenía claro que había apostado muy por encima de mis posibilidades, y que yo me quedaría con la satisfacción de haber conseguido un tiempo muy aceptable para mi.

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Super contenta, entre las Campeonas de mi categoría, recogí mi medalla tactikera de madera de ley, convencida de que las cosas suceden por algo, de que siempre hay que seguir hacia adelante, y de que hay que tratar de dejar los malos momentos y pensamientos atrás, como los kilómetros que vas consumiendo.

Lo mejor de esta carrera es haber salido reforzada en un momento en el que tanto me hacía falta y con la cabeza puesta en las que están por venir.

Como en la vida diaria.

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