Cuando hace justo una semana de la primera Maratón de Montaña Femenina 800Dukado, os traemos la crónica de la mano de Uxo Irigoyen, joven corredora de la selección Vasca, que siendo este su primer año en estas distancias, ya nos ha dejado un montón de alegrías y las que quedan por venir.
«06:00am. Suena la alarma del móvil. Es la hora para desayunar. Entre los nervios y el calor que ha hecho durante la noche he dormido poco, pero me levanto motivada y con ganas. Desayunamos en el bar del camping donde estamos alojados, Ariztigain. ¡Qué gente mas jatorra! Han abierto el bar expresamente para servirnos el desayuno, siempre hablamos de lo egoísta que se está convirtiendo la sociedad, pero en muchos rincones todavía queda muy buena gente.
Elena, su marido Mikel, Eneko el seleccionador (menudo mérito el suyo, no iba a participar pero se levanta con nosotras para animarnos y apoyarnos,¡ es un seleccionador de los pies a la cabeza!) y yo charlamos sobre la carrera, el nivelón que habrá ( en la cena quedamos perplejas al ver a atletas de la talla de Maiora, Ana Casares, Azara…), etc. Tras llenar los depósitos de energía, descansamos un rato en el bungalow, nos vestimos, colocamos el dorsal y nos acercamos a Sunbillla.
Escuchamos la canción de la carrera y mientras la tarareamos, empezamos a trotar. Son las 08:00am y aunque no haya sol, hace calor, calor húmedo, “¡ufff, hoy vamos a sudar con ganas!” comentamos de camino a la línea de salida. Poco a poco nos vamos juntando y saludando entre nosotras. Es una sensación especial, diferente, miro alrededor y veo mujeres con ganas de darlo todo, con ganas de luchar pero sobre todo de disfrutar, ya que al fin y al cabo es una fiesta. No es una carrera cualquiera, es única, es la primera maratón de montaña femenina, 800 DUKADO.
Después de dar el pistoletazo de salida, ahí vamos como cohetes, una salida muy rápida. Procuro no ir demasiado rápido, pero la verdad es que la emoción te lleva.
Tenemos muchos kilómetros por delante. Me siento muy bien en mi ritmo y después de las primeras cuestas vamos corriendo por pista y asfalto. En el camino pasamos Narbarte, un pequeño pueblo donde la gente anima sin cesar, tanto en la calle como en los balcones. “Aupa neska!” se escucha una y otra vez.
Al llegar a Elgorriaga, escucho la salida de las atletas de la media maratón y enseguida nos entremezclamos. ¡Qué bonito eso de animarnos entre nosotras! Me encuentro a una compañera de equipo “Aupa Marta!” , “Animo Uxoa!” Al llegar a Ituren nos han recibido los joaldunak ¡Qué emoción! Incluso nos han hecho pasillo. Mientras voy corriendo pienso en toda la gente que se ha volcado en este acontecimiento y me dan fuerzas para seguir adelante. Empieza la subida, poquito a poco voy hacia arriba, con pasos cortos pero sin pausa.
Nos adentramos en el bosque, el entorno es mágico. Arriba se ve la luz, llega el final del bosque y llegamos a uno de los muchos avituallamientos de la carrera. Allí nos espera Mikel el botillero oficial del equipo, bebo isotónico con ganas ya que después de subir la cuesta y el calor, necesitaba hidratarme. Voy junto a Leire y de repente escucho por detrás a Elena, compañera del equipo, una mujer increíble, tanto como persona como atleta, es mi ejemplo a seguir. Me dice que iremos juntas y así vamos un rato pero después veo que va más fuerte que yo y se escapa. Procuro mantenerla a una distancia visible. El camino está muy muy bien señalizado, antes de la carrera estaba un poco asustada ya que me desconcentro fácilmente y teniendo en cuenta que somos 40 las de maratón…pero la verdad, felicitarle a los responsables de la señalización. Era casi imposible perderse en el trayecto: gran número de banderines, cintas y voluntarios en cada cruce.
Subimos Mendieder, mientras las atletas de la media maratón toman el camino a mano izquierda, nosotras seguimos por el que nos llevará a la cima de Mendaur. Se me hace dura pero incluso aquí hay gente animándonos,¡ así da gusto correr! Damos la vuelta a la ermita, las vistas son impresionantes pero me concentro en la bajada ya que hay varios escalones bastante peligrosos. El sol luce radiante y volvemos a subir Mendieder “Animo Uxoa eman gogor!!” me autoanimo, jejeje.
Todo lo que sube baja y así empezamos la bajada hacia Sunbilla. Nos mezclamos otra vez con las corredoras de la media, entre gritos “Gora emakumiak!”. Se escucha a la speaker cada vez más cerca…nos adentramos en el pueblo. Pasamos un arco hinchable, ya sé que esta no es la meta, ahí ya veo el otro arco, acelero, el último sprint, vamoooss…
pero no, un voluntario me dice que hay que darle la vuelta al pueblo, cruzando el puente…Le sonrío y decido disfrutar los últimos metros, aunque voy cansada cruzo el puente y lo cruzo con energía a sabiendas de la historia de 800 dukados y lo que supuso la construcción colectiva de este puente en aquella época.
Ahora si, llego a meta con una sonrisa, orgullosa de mi misma, muy contenta con el trabajo realizado y poder ser parte de este evento. Nos abrazamos las compañeras y compartimos nuestras experiencias.
Después de la ducha y la entrega de premios nos sentamos cerca del rio, junto a la estatua del aizkolari y con apetito, comemos los bocadillos escuchando el murmullo del río en la sombra de los arboles. De vez en cuando dejamos los bocadillos a un lado para animar a las últimas atletas. Hacia las cinco nos levantamos y emprendemos el camino a casa, mañana hay que trabajar…
Antes de dormirme me pongo a pensar en la fiesta de hoy…Llego a la conclusión de que la carrera ha sido como el puente de Sunbilla : una vez más queda claro que trabajando juntos se pueden lograr grandes cosas. Seguro que entre todas/os lograremos la igualdad entre mujeres y hombres!
ZORIONAK 800 DUKADO!
Aupa Uxo! Por mi parte, aunque entiendo que genere debate una carrera limitada como esta, creo que la situación actual, con solo un 10% de dorsales femeninos en carreras de montaña, justifica que se prueben nuevas ideas como esta para acercar la mitad de la población a este mundillo.